Hoy me emborracho

Has tenido un día horrible de trabajo, el día no acababa nunca, lo que habías hecho no servía para nada ni para nadie(que es diferente) el cielo sigue gris, aunque no haya ni una nubecita, quieres desaparecer de la faz de la tierra.

Viernes, 19.30h.  llegas a casa y le sueltas a tu novio nada más verle: ¡hoy me emborracho!. Nunca es la solución, pero sí la salida de emergencia.

Y él contesta: yo me apunto.

Vaya, resulta que vivías con un alcohólico y tú sin saberlo. Pues venga: Llamas a otra pareja, montas un plan P.R. Pizzas Rápidas y a beber se ha dicho, empezáis en casa, con las primeras birritas os sacudís la tensión cervical que te produce el jefe, con las segundas birritas empiezas a despotricar de tu compañera de oficina, aquella que lo sabe todo pero no hace nada. Si trabajara e hiciera todo lo que dice que sabe hacer, se acababa como mínimo el hambre en el mundo. Ya no quedan pizzas, ni compañeras que despellejar, ni birras… queda la calle. Son las 22.30.

En el bar del barrio habéis quedado con unos amigos del grupo, uno de ellos homosexual, el cual es un encanto, de día y de noche, en cualquier momento y situación, le adoras. Pero son las 22.45 y ya vais en ese puntito inmejorable, donde todo te parece genial, cualquier plan es el mejor del mundo y te sientes grandiosa, elevada, tremenda, gigante. ¡Hoy vas a merendarte el mundo! Y te pasas al cubata, hoy no pasa nada si mezclamos y no pasa nada si nos dan garrafón y menos pasa si tu novio no lleva un punto lleva un puntazo y le toca en gesto de afecto, aprecio, colegueo el culo a tu amigo homosexual, todo es guay. El camarero te parece tu amigo del alma, guasón y simpático. Le invitarías a comer a tu casa ¡guapos todos!

Sientes que tu puntito se ha convertido en punto cebollón, ese en que no acabas de conseguir pronunciar las palabras que acuden en tropel a tu cabeza, a tu lengua no le da tiempo a pronunciarlas, joder, qué velocidad el cerebro, levantas la mano, pidiendo al otro borracho que te escucha que se espere, la música está tan alta que es imposible físicamente que la onda del sonido de tu palabra llegue a su oído con una capacidad de audición ínfima a la profundidad del tema. Y las palabras siguen acudiendo a tu lengua.

Y tú: “te decía que, creo que eres ese amigo que siempre he querido tener, porque la vida es inconmensurable… y eso…” por el rabillo del ojo tu novio le da un beso en la mejilla a tu amigo homosexual, tu puntito hace raaato que paso a la siguiente estación y te das cuenta en ese preciso momento que en toda la noche, no te ha hecho p.caso, que no eres tú quien para que pasen de ti. Te levantas sin mediar palabra y dejas a tu amigo del alma con la palabra en la boca, con el sonido de tus balbuceos en su oreja o procesándolas en su cerebelo inundado.

Siguiente imagen: tú histérica cantándole las cuarenta, tu novio con cara de no entender qué había hecho mal, sin saber qué hacer, tambaleándose sobre su eje vertical y siguiéndote a la salida del bar llevando tu chaqueta en la mano.

Es curioso: los pedos pedísimos nunca tienen frío. En pleno invierno y podemos ir todas descocadas, con taconazos, medias finas y el abrigo en ese momento “no es necesario”. Perdonad la curiosidad.

Lo que quieres es una explicación, pero tu novio no está borracho, está… lo siguiente. Y te sigue en modo serpiente=arrastrándose y haciendo S’s. Tú delante airosa, cabreada como una mona, orgullosa, tropezándote con los bordes de las aceras, pero muuuuy enfadada.

Llegáis a casa deja tu chaqueta en la silla pero la vertical de la chaqueta coincide con el suelo. Va al baño a “hacer un pipi interminable” y… (piensas: vendrá a hablar conmigo) tú estás arrebujada en el sofá esperando el consuelo del hombre que la ha cagado mucho.

Piensas: no recuerdas porqué te enfadaste, te duele mucho la cabeza, el sofá está duro y sólo son la 1.40!! Esto ha sido una borrachera express. Y ves cómo del baño, sin atisbo de duda, se lanza en horizontal en la cama, vestido, sobado y k.o. absoluto. Pasa de ti.  La cabeza te da vueltas.

Y te quedas pensando ¿qué puedes hacer? Vas hacia la habitación, abres la puerta con estruendo innecesario, coges la colcha y le espetas: yo no puedo dormir aquí: ¡¡con un borracho!!! Y te largas tooooda tu, orgullo irracional al sofá, a ese tan duro y fashion del salón… y porqué no decirlo: ebria.

No consigues pegar ojo en toda la noche.

6.15. abre la puerta de la habitación y viene al salón, te ve despierta y con los ojos como platos te pregunta:

– ¿qué haces aquí, princesa? ¿Cómo es que no has dormido conmigo?.

– No sé muy bien porqué…

– ¿Vienes a la cama conmigo?

– Sí. He dormido muy mal.

Os acurrucáis en la cama y te preguntas quién te mandó beber ayer, mezclar y volver a beber. ¡Dios! ¡Qué dolor de cabeza!.

Buen comienzo de finde: resacosa, habiéndote enfadado sin conocer cierto el motivo, durmiendo en un sofá duro-duro pero fashion, cabreo de pareja. Se puede empezar mejor pero es difícil.

¡Qué duro sienta ser orgullosa!

Resacosa

La Suelta