Femin-ismo. No, no somos iguales.

Vaya por delante que no es correcto generalizar. Pero aquí debo hacerlo. Partiendo del punto que el feminismo generaliza, primera premisa incorrecta.

Debo decir que cualquier palabra que acabe en –ismo. Es negativa, radical y no defiende la conciliación, el entendimiento.

Mi opinión.

No puedo sentirme feminista. Comparto puntos de vista. Por supuesto que estoy de acuerdo con la igualdad de derechos. Pero me parece un error de sociedad que debamos salir a defenderlos: nuestros derechos. Nuestros derechos no se pisotean y punto.

Y no se ningunean en una conversación privada.

No se regatean en una negociación de salario.

No se toleran situaciones de desigualdad. Indiscutible.

Se defienden en privado o en público. Ahí empieza todo.

 

Pero no me siento feminista cuando defienden, abanderan y gritan por la igualdad. No estoy de acuerdo. Para nada. No somos iguales.

Es más: somos taaan diferentes. Hombres y mujeres.

Recordar que generalizar no es lo justo.

Porque habrá personas (hombres y mujeres) que sean excepción a mi disertación.

Pero los hombres y las mujeres no somos iguales. No somos lo mismo. Somos diferentes. En nuestro modo de sentir, en nuestras capacidades, en nuestro modo de relacionarnos.

¿Cómo puedo defender o sentirme identificada en una defensa de la igualdad?

Ellos son más fuertes físicamente (generalizando), nosotras somos más complejas, versátiles y sutiles. Ellos tienen unas capacidades que yo ni quiero para mí. Nosotras podemos dar a luz y amamantar, ese instinto maternal que es, al fin y al cabo, animal. Es animal, inmenso, es un regalo y un placer para muchas de nosotras. Ellos disculpadme pero ni lo tienen, ni lo pueden sentir. Algunos de ellos hasta sienten envidia.

Ellos son más planos, más sencillos en sus comunicaciones, relaciones y expresiones.

(no son comentarios o valoraciones peyorativas, no se me malinterprete)

Nosotras somos sutiles y tenemos tantos planos de interpretación.

Nosotras tenemos más habilidad para estar en varios temas a la vez, desarrollándolos y llevándolos a buen fin.

Por supuesto que valemos lo mismo. Pero es que permitidme la soberbia de pensar a veces que no valemos lo mismo, valemos mucho más. Hacemos tantas cosas a la vez. Bien llevadas, con responsabilidad, sensibilidad y contundencia. Que no veo tantos hombres alcanzar las cotas de profesionalidad que veo en tantas mujeres.

Generalizo y yerro. Pero se trata de comparar géneros no personas. Así que por lo general es mi opinión.

Debo decir que cuando veo un coche conducir mal siempre pienso que es mujer. Lo siento, chicas, el tema del coche, las columnas y la circulación… no es nuestro fuerte. Lo pienso así.

 

Yo no quiero que me traten como un hombre, que me saluden como si fuera un hombre. No soy un hombre, soy una mujer.

Me gusta la caballerosidad, el que me abran la puerta, que me cedan la vez. ¿Por qué no? ¿Qué mal hay en eso? ¿Qué derecho menoscabo? Ninguno. Valemos lo mismo. Tenemos los mismos derechos. Pero nunca nos veré como iguales.

En algunos momentos, perdonad chicas pero somos inmensamente superiores. Y aquí, que no se me echen los hombres a la yugular, pero pienso que si todos los jefes de gobierno del mundo fueran mujeres, no existirían las guerras. Básicamente porque una mujer concibo imposible que apretará el botón de WAR, de BOMBA, sobre civiles, mujeres y niños. Las mujeres tenemos esa empatía, ese instinto maternal y de solidaridad. Que no digo que no lo tengan algunos hombres, pero muchos jefes de estado claramente no.

Así que con todo, no me puedo sentir feminista. Hoy he visto una entrevista de un hombre a una mujer.

  • ¿Cómo te he de saludar? A ti, que odias a las mujeres.
  • ¿Cómo saludarías a un hombre? Pues igual.

Y lo siento pero se me ponen los pelos como escarpias.

Punto uno: interpretar que las feministas odian a los hombres. Error. Pues espero que así no sea.

Punto dos: «salúdame como a un hombre». Es que no soy un hombre no quiero que me saludes como a un hombre. Hay hombres que se saludan a golpes, con brusquedad. No quiero brusquedad. Quiero que me saludes y trates como a una mujer:

Ser delicado, inmenso, complejo, valioso, femenino y diferente. Tan diferente a ti. Como tu de mi.

Suelta.

La Suelta.

 

pd. Y olvidaros, mujeres, del tema de la interpretación «me ve como un objeto sexual». me refiero a esto porque es un tema recurrente y creo que mal interpretado por nosotras.

¿que nos ven como un objeto sexual? si solo nos ven, piensan y no faltan al respeto ¿qué problema hay? en realidad es su problema, es su debilidad y bien mirado es nuestra fortaleza: dadle la vuelta a todo. Pues tenemos las de ganar, tenemos la fuerza y la sensibilidad. Defendamos nuestro valor, nuestra diferencia y por supuesto: nuestra fortaleza. Para mi, no nuestra igualdad.

 

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