Me voy a volver loca tanto reciclaje.
Azul papel. Amarillo plástico. Verde vidrio. Me da miedo… ¡quedan tantos colores por descubrir! Rosa, Rojo, Naranja… uf! Y el mundo de los materiales es tan variado.
Porque en esto del reciclaje a una le invade la conciencia, quiero ser respetuosa con el medioambiente, quiero ser ecosostenible, que no sé qué quiere decir(creo que ni existe), pero debe ser maravilloso. El reciclaje me empieza a apasionar o a inundar mi vida. Estoy en fase de aprendizaje: Bricks, aunque no lo aparentan van al amarillo… latas al amarillo, papeles y revistas… ¡esto es fácil! pero cuando llego a objetos extraños no identificados… me los quedo mirando como si en susurros me tuvieran que decir, en voz bajita: voy al amarillo… y entonces me digo nena ¡que no hablan!. Dudo, ¡bah! Total, lo tiro al amarillo y marramiau. Nadie me dirá nada… entonces te sientes como señalada por tu conciencia interior. Te imaginas la planta de reciclaje… y ves al tío mirando el o.r.n.i (objeto reciclable no identificado) y le oyes desde tu casa rebuznar sobre lo inútil que puede ser la gente, lo ignorante que somos. En ese caso seré yo. Debo admitir al fin que para alguien soy “ese completo inútil!” debo aceptarlo, admitirlo. ¡Pero es que es tan complicado! Esto del reciclaje se ha convertido como en un test donde si adivinas, ganas un punto, pero si fallas te restan cinco. Te sientes lo peor de la sociedad.
Y es que hay objetos que tienen ¡¡tres materiales en uno!!! ¿Cómo puedo hacer!!? Y los potes de vidrio que tienen papel pegadito. O los cartones que tienen partes de plástico… es que hay días de paranoia que te descubres arrancando las partes de diferentes tipos… ¡yaaa! ¡Basta!! ¡Nena!! Que por la salud del medio ambiente te estás llevando tu salud mental por delante.
Luego me miro la bolsa del orgánico… ¡pero la bolsa es de plástico! Quizá la bolsa ésta no sea para meter el orgánico… me imagino al señor que lo selecciona viniendo a mi casa: ¡señorita, lo ha hecho Ud. Muy mal!
Después dudo de si el pescado va al orgánico… Debería haber una planta especial sólo para el pescado. ¡Apesta!
La vida ya es retorcida. Pero creo que se me está complicando.
Porque entonces acude a tu cabeza la bolsa de basura de la abuela: el pote de vidrio, el cartón y el plástico todo junto… ¡Aix! ¡qué escalofrío! Y el mundo ha seguido adelante… así estamos.
Y todo esto por la maldita conciencia. Digo yo que lo que debo hacer es aprender a callarle la boca. Tanta conciencia. No debe ser bueno.
Reciclar sí, pero las paranoias no deben invadir mi conciencia. Ya no sé si es un post sobre reciclaje, o un post de salud mental.
Concienciada.
La Suelta.