Y algo hacemos mal…

En alguna parte la cagamos.

Porque en el juego de la atracción, en el juego de la seducción, del te miro, me gustas, me atraes, yo también a ti, no me lo creo, que sí, que sí. Pasamos a la siguiente pantalla: pasamos al me acerco, te acercas, permito que te acerques y disimuladamente escapamos juntos, como si pecáramos, buscando el contacto carnal. Cual ave rapaz.

Y así surge el diálogo: ¿nos vamos? ¿a donde? ¿A tu coche, o al mío?. ¿A tu casa o a la mía?. O no hay ni casa ni coche, ni tuyo ni mío. Que es peor.

Toda esta negociación, estudio mutuo, análisis, aceptación… intercambio íntimo de fluidos… lo deberíamos hacer en perfecto uso de nuestra conciencia, a pleno rendimiento de nuestras capacidades mentales, físicas y cognitivas. Viendo los detalles y conocedores de las consecuencias…

Pues no señoras, las normas estipulan que nos vamos de caza de noche, a locales oscuros y recónditos, con música muy fuerte para oír mal, con humo! Que me explique alguien a cuento de qué echan humo que huele raro.

Y entonces por si no fuera suficiente el bajo rendimiento al que sometemos nuestros sentidos… nos emborrachamos. ¿para qué? Para enterarnos menos de con quien nos vamos a acostar, a quien vamos a besar, o quien nos va a meter mano… ¡algo hacemos mal!!

Y no con la primera copa, no!! Con la cuarta, la quinta o cuando hemos perdido la cuenta, que es mucho peor… se establece un the peace is in my body!! Quiero a todo el mundo!.

Tengo una amiga que a las 4 de la mañana tenía un mantra: guapus tots!! Todos te parecen guapos, encantadores, diabólicamente irresistibles, te tirarías al discjokey y tendrías sexo tantra con el portero del local… así cuando te viene el rubio cachitas, con ojitos grises a lo grey, altísimo, con mirada seductora, te quieres morir. Derretir allí mismo. Urdir un plan para llevártelo… puesto!

Y buscas la cañita de tu cubata… y no la alcanzas, y cuando la alcanzas te lo miras seductora y chupas… y sube aire. La copa está vacía.

Pero haces como si tal cosa. Y dejas la copa y te lo vuelves a mirar…

Y ya nada recuerdas.

Por eso cuando abres un ojo y te molesta la luz, te giras y abres el otro… y… literalmente te quieres morir.

No sabes si es por el dolor de cabeza, por la cama en la que has amanecido, por el pollo castaño claro (hubiera jurado que la última persona que viste era rubio) con pelo grasiento y… desnudo!!! Que ronca a tu lado!!. No quieres mirar más.

¡¡Tu!!, la fantástica, estupenda, gloriosa, monísima que saliste ayer tarde de casa. ¿En qué te has convertido? ¡Ha desaparecido tu carroza, tus caballos y tu vestido! Y recoges con apenas fuerzas tus botas moteras llenas de barro, tu ropa que apesta y sales a hurtadillas con otro nuevo mantra:

¡Es la última vez que bebo!.

Yo sólo te adelanto una cosa: no hay mentira más gorda. Y no hay noches más locas.

Cuando el ascensor te lleva a la planta baja, te duele la cabeza, la espalda y sospechosamente la cadera… una sonrisa se esboza. ¡Nos va la marcha!

Pero… Algo hacemos mal!  O no.

2 pensamientos en “Y algo hacemos mal…

  1. Gem dice:

    Jajajaja!!! A quien no le ha pasado?? XDD

  2. Anónimo dice:

    Si nos va la marcha , esta bien. Si nos arrepentimos, no.

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